Aceptación
La aceptación es hacer las paces con tu propia realidad…
¿Cómo te sentiste cuando aceptaste una situación, cuando comprendiste algo y dejaste de luchar, cuando entendiste un comportamiento que antes juzgabas? ¿Cómo se alegró tu corazón cuando aceptaste el pasado y abrazaste a esa persona que tanto quieres, perdonándolo todo?
Posiblemente experimentaste una paz interna, una tranquilidad, una liviandad y claridad mental. Te propongo la aceptación sin juicio, lejos de resignarte, y entendiendo que todo tiene su razón de ser. La aceptación es una vía directa hacia la plenitud. La resignación te desgasta, te consume, la aceptación te alza y te da energía y entusiasmo, te permite ser libre.
Me vas a preguntar: ¿y cómo aceptar algo que no es aceptable, que no lo quiero en mi vida?
Todo rechazo en cualquiera de sus posibles formas, imposibilita que lo opuesto, lo que conscientemente quieres, se manifieste en tu vida. Es como ponerse las zapatillas de deporte, salir a correr e intentar huir de tus propias zapatillas, cuando éstas se desplazan a la misma velocidad que tú. Hacer el acto consciente de aceptar tus zapatillas como tú realidad actual y elegir experimentar algo diferente te hará quitártelas para poder calzar otras nuevas.
La aceptación es una piedra crucial. Si la saltamos nos quedamos con un rechazo de algo o alguien. El rechazo es una resistencia, es una persiana que bajo para no ver la luz, para alejarme, separarme. De hecho, es una carta que escribo al Universo para pedirle que me dé más situaciones de rechazo, ya que tanto “me gusta” y parece que me lo quiero quedar. Es como entrar en una tienda, escoger la ropa que quieres, la pones en tu cesta y te la llevas. Con nuestras emociones, resentimientos, acontecimientos y pensamientos pasa igual. Estamos siempre en la Tienda del Universo llena de infinidad de opciones y oportunidades. Elegimos tener con nosotros el rechazo (subconscientemente), lo ponemos en la cesta y nos lo llevamos. No me digas que no se puede comparar, que tú no compras el rechazo… porque si lo sientes, es que lo has elegido como experiencia en este momento, lo tienes en la cesta de tu vida. Después al llevarlo puesto, lo compartes con los amigos, familia, compañeros, envolviéndolo con lacitos de justificaciones y razones multicolores para apoyar tu verdad. Le damos más atención y fuerza y el rechazo crece. Tu deseo sagrado de tener más de lo mismo, se vuelve realidad, aunque conscientemente no lo quieras, vuelves a tener encima de la mesa, el mismo plato, reviviendo la misma historia. Y después nos quejamos que nuestros deseos no se cumplen.
La realidad se construye desde la intención, atención y determinación. La intención transmitida al Universo es tu cumulo de todas las energías de sentir, pensar, expresar, experimentar de todos los tiempos y dimensiones, es tu chispa de la creación, partiendo de una clara certeza de lo que ya tienes ahora. Todo lo que permanece en tu mente se vuelve real para ti. Es tu permiso de existir, lo que le confiere realidad.
Consideras que no es fácil aceptarlo todo sin más, ¿no? Es igual de fácil o complicado como lo quieras tú. Puedes ciertamente negar los hechos, pero eso no hace que cambien. Si te tapas los ojos con las manos, no podrás ver. Si niegas el amor, no podrás conocerlo. Si te niegas la aceptación, te alejarás de tu plenitud. Mira tu vida desde la perspectiva de un espectador y sentirás que eres parte de un guion simplemente. Quítale importancia. Cuando termina el acto, aunque te hayas emocionado, te das cuenta que fue sólo una obra de teatro. Como espectador de tu vida ¿Cuál es tu vivencia? Tú no eres la experiencia que vives, tú no eres las circunstancias, ni tampoco los pensamientos o sentimientos, tú eres la vida misma, tú eres algo mayor.
No busques justificaciones lógicas o explicaciones a todo lo que pasa a tu alrededor. No intentes pasarlo todo por el filtro de tu mente analítica. Considera y siente que más allá de las formas hay una inteligencia suprema llamada Dios, Alá, el Creador, o como quieras denominarlo. Algo que hace que todo tenga un sentido, aunque tú en este momento no lo entiendas. Sin embargo, funciona y es perfecto. El cuerpo sabe cómo currar una herida sin que tu intervengas en el proceso de forma consciente. Cuando tienes un resfriado, también se ocupa de ello. Los pájaros migran sin que ningún ser humano o alguien les enseñe el camino. Hay una coordinación perfecta en toda naturaleza. Querido Ser, ¿hay algo que te hace creer que tu estarías excluido de esta perfección?
Y en esa aceptación te incluyo también a ti: la aceptación de ti mismo tal como eres. ¿cansado de atacarte, de hacerte daño? Tú eres parte del todo, tu eres parte del Universo. Siente, percibe, observa, como el reemplazo del ataque propio por la aceptación tuya te alivia, te acerca más a lo que tu realmente eres en esencia. Permite ahora que se te dé la paz que tu aceptación te brinda. Cierra los ojos y recibe tu recompensa. Reconoce que tus problemas se han resuelto. Reconoce que no tienes conflictos (salvo que tú quieras permanecer con ellos), y que estás libre y en paz. Sobre todo, recuerda que el problema tiene solución. Estás leyendo este relato, por lo cual existe una fuerza e intención y algún cambio ocurrirá en ti. Ábrete a ello, ábrete a tu aceptación. Si sientes resistencia o agobio, te entiendo, y respeto tu decisión de pararte incluso dejar de hacer los ejercicios. Eres el único dueño de tu realidad y vida. Respeto y acepto todo lo que tu decidas para ti.
Durante el día de hoy analiza las situaciones, las personas y a ti mismo e intenta decirte: acepto las situaciones, acepto a la gente (nombrando las personas que te vienen a la cabeza) y me acepto a mí mismo. Acompaña tus palabras con una sensación de paz sabiendo que ahora no buscas motivos para sentirte molesto, y aunque no lo comprendas, aceptas que existe una consciencia superior que ordena las circunstancias de una forma perfecta como parte de algo mayor. No excluyas nada de lo que te viene a la cabeza, ninguna persona o circunstancia. Pon tu aceptación y paz en todo. A lo largo del día presta atención a lo que sientes y acéptalo, a lo que ves y también acéptalo a lo que escuchas y acéptalo. Siéntete libre.
Anna Maria Ceausu Grigore